Nuestro destino es dónde vamos. Ese lugar puede ser cerca o lejos. Algunos dicen que el destino baraja las cartas. Algunos dicen que no importa donde vienes, sino adónde vas. Solo hay dos destinos: el cielo y el infierno. La entrada que lleva a la perdición es ancha, pero la que lleva a la salvación es estrecha.
Conoce historias de personas cuyas vidas cambiaron cuando conocieron a Dios.
Testimonios del poder transformador de Jesucristo.
Escrito el 16 de noviembre de 2015, por Roberto Rodriguez Aliaga